Talking Rooms

Instalaciones escenográficas, sonoras y luminosas para un espectador

Las Talking Rooms son ficciones sonoras inmersivas basadas en recuerdos y un interés especial en la relación de los niños con los idiomas que aprenden.

Estas instalaciones exploran las posibilidades narrativas de la escenografía y el sonido combinados. Ocurren cómo espectáculos para un solo espectador, y cobran vida sólo por y para él.

Parle avec Elle!...

O el niño que no hablaba su lengua materna.

Bruselas. Atelier 340, 2011; Galería Pok, 2018, Semaine du Son, 2019

Realizada en la galeria Atelier 340, con la colaboración de Florence Richard, Raymond Delepierre, Raúl Carrera.

 Historia: una invasión cultural, un recuerdo de infancia.
Una conversación telefónica temida por un niño con su abuela, ocasiona una pesadilla. El niño, escondido bajo la cama, tiene miedo de confrontarse a un país lejano, una familia lejana que atormenta su vida cotidiana. Las ganas y el miedo de expresarse en otro idioma, la curiosidad, mezclada con la icomprensión, de esa cultura que se suma a su propia identidad y que se le transmite incompleta, provocan una terrible confusión. La dificultad de identificar el cuerpo extranjero con el cual tiene que conversar, lo paraliza. La prueba ( contestar al teléfono), fantasmada y exagerada, es vivida como una intrusión y se vuelve insuperable. El espectador, testimonio de la angustia del niño, penetra en su imaginación. Imaginación que hace de una simple conversación una experiencia perturbadora, fantástica, invasiva.

 

 

 

 

 

El espacio sonoro
Cómo evocar el sentimiento al mismo tiempo preciso y difuso de acordarse?
Cómo hacer existir un mundo entero sin reducirlo a un par de fotografías que perfilan sus contornos erróneos? Las imágenes paralizan la imaginación, orientan la interpretación. El sonido es una dimensión libre y ancha, no se se expande tanto en el espacio, dimensión privilegiada de nuestras referencias, como en el tiempo. La temporalidad de las cosas nos escapa. Cuál es la temporalidad de un recuerdo, la de una vida que transcurre al mismo tiempo que la mía al otro lado del planeta, la de una pesadilla despierta? El sonido es, para mi, activador de imaginación: puede ser ínfimo y provocar una multitud de visiones y sensaciones.
La multidifusión permite crear varios planes y espacios sonoros. Algunos son cercanos, nítidos, otros lejanos, otros imperceptibles, otros más bien insoportables... Cada uno de estos planos se refiere a un recuerdo más o menos preciso. Además, la acústica particular del sótano donde se encuentra la instalación, abre posibilidades de profundidad y resonancia que bastan para evoca otro "espacio-tiempo" diferente del “espacio-tiempo”del pequeño cuarto.

 

 

 

 

 

La representación de los lugares : un hueco
El corredor está casi vacío, es una introducción, un "cámara de decompresión". Únicos objetos presentes, la mesa en que está puesto el teléfono,  activador de la pesadilla. La puerta del cuarto, entreabierta, invita. Sus paredes son de tela, encierran el espacio sin protegerlo, son sensibles, permeables al sonido y a la luz; como puede serlo un niño. Estas paredes vacías, sin decorado... estilizan el cuarto para que se vea "virgen". Se puede interpretar como un espacio mental a llenar, una página blanca, una personalidad aún en construcción. En la cama, algunos objetos “extranjeros”.
El escenario no dice todo. Los objetos son índices pero no cuentan mucho. El espacio está concebido para atraer la presencia de una voz, de un “habitante”, de un personaje; así como la de una historia y de su auditor. Es la presencia del espectador-testigo que da vida a esta instalación. La representación occure sólo por y para él.

 

 

 

En tête.  ( En mente)

La Semana del sonido, Bruselas, enero 2019.

La protagonista de esta historia es una mujer búlgara que se sumergió en un ambiente de habla rusa a una edad muy temprana, para luego convertirse en perfectamente bilingüe en francés en su adolescencia. Vuelvo a explorar las posibilidades de un espacio sonoro y el tema de la adquisición de un segundo idioma durante la juventud.

A partir de los flashes, sensaciones y acontecimientos con una cronología imprecisa que me han sido comunicados, intento reconstruir una narración en la que la realidad y mi interpretación de los hechos se entrelazan.

Tras una fluida iniciación al idioma ruso, omnipresente y cercano al suyo, en el que dice "nadar", mi protagonista se enfrentará a la concreción de un laborioso aprendizaje del francés, comparado con una apisonadora.

Aquí el espacio-tiempo está totalmente hecho de anacronismo, el sonido así como el paisaje, son una versión condensada de varios años y lugares de vida. La luz en sí misma es un vendaje que nos lleva a una temporalidad más inmediata, la de la luminosidad cambiante del exterior a través de las cortinas.